La Real Academia Española define la cortina como una “tela que por lo común cuelga de puertas y ventanas como adorno o para aislar de la luz y de miradas ajenas”. En cuanto al estor, lo explica como una “cortina de una sola pieza, que se recoge verticalmente”. Según ambos significados, los estores y cortinas son lo mismo, con la puntualización de que el cambio de posición de la tela de un estor se hace de manera vertical, mientras que una cortina suele deslizarse en horizontal a lo largo de una barra. Aunque esta es su principal diferencia, los estores y cortinas se distinguen en otros muchos aspectos.
La diferencia más evidente es la estructura, puesto que la cortina simplemente carece de ella. En su lugar, la barra se encaja en los soportes anclados a la pared o al techo. El estor, en cambio, cuenta con un mecanismo más complejo cuyo eje es un tubo de enrolle. Además, algunos estores te ofrecen la posibilidad de cubrir el cristal de la ventana o la puerta encajando los soportes en el marco, sin necesidad de perforar ninguna superficie.
El sistema de accionamiento también difiere, ya que la cortina se abre o se cierra manualmente, bien tirando de un cordón o bien arrastrando la tela hacia un lado con las manos. Por su parte, el estor cuenta con una cadena lateral o un cordón, aunque los estores eléctricos incluyen un mecanismo motorizado para permitir una manipulación a distancia más cómoda.
La Real Academia Española define la cortina como una “tela que por lo común cuelga de puertas y ventanas como adorno o para aislar de la luz y de miradas ajenas”. En cuanto al estor, lo explica como una “cortina de una sola pieza, que se recoge verticalmente”. Según ambos significados, los estores y cortinas son lo mismo, con la puntualización de que el cambio de posición de la tela de un estor se hace de manera vertical, mientras que una cortina suele deslizarse en horizontal a lo largo de una barra. Aunque esta es su principal diferencia, los estores y cortinas se distinguen en otros muchos aspectos.
La diferencia más evidente es la estructura, puesto que la cortina simplemente carece de ella. En su lugar, la barra se encaja en los soportes anclados a la pared o al techo. El estor, en cambio, cuenta con un mecanismo más complejo cuyo eje es un tubo de enrolle. Además, algunos estores te ofrecen la posibilidad de cubrir el cristal de la ventana o la puerta encajando los soportes en el marco, sin necesidad de perforar ninguna superficie.
El sistema de accionamiento también difiere, ya que la cortina se abre o se cierra manualmente, bien tirando de un cordón o bien arrastrando la tela hacia un lado con las manos. Por su parte, el estor cuenta con una cadena lateral o un cordón, aunque los estores eléctricos incluyen un mecanismo motorizado para permitir una manipulación a distancia más cómoda.
En general, la confección del estor es más útil que la de una cortina, puesto que la caída de la tela no se ve obstaculizada por el mobiliario ni otros objetos en ningún momento. Algunas de las circunstancias más comunes en las que esto ocurre es cuando los muebles son un poco más altos que el marco inferior del cristal o cuando el escritorio está situado frente a una ventana. En estos casos, una cortina podría llegar a suponer un estorbo en el espacio de trabajo y tendrías que hacer un recambio de cortina cada vez que decidieras renovar tu mobiliario o limitarte a colocar muebles de una medida concreta.
A pesar de que lo ideal es adquirir la cortina o el estor a medida, debes tener en cuenta que para conseguir bloquear por completo la entrada de la luz en la estancia es necesario que la tela de la cortina sobresalga unos centímetros de los márgenes del cristal. Por ello, se recomienda el uso de cortinas para ventanas o puertas de gran tamaño, mientras que los estores están indicados para ventanas pequeñas o medianas, ya que si son grandes tendrás que colocar más de un estor.
El tejido también es distinto en ambos elementos, puesto que la tela del estor es más técnica y rígida. Esta característica hace que una cortina se manche o acumule suciedad con más facilidad. Por este motivo, para estancias como el baño o la cocina es más apropiado utilizar estores. Además, el tipo de tejido influye directamente en el mantenimiento de cortinas y estores, puesto que la tela de la cortina debe lavarse en una lavadora mientras que para limpiar el estor es suficiente con pasar un paño húmedo por la tela.
En general, la confección del estor es más útil que la de una cortina, puesto que la caída de la tela no se ve obstaculizada por el mobiliario ni otros objetos en ningún momento. Algunas de las circunstancias más comunes en las que esto ocurre es cuando los muebles son un poco más altos que el marco inferior del cristal o cuando el escritorio está situado frente a una ventana. En estos casos, una cortina podría llegar a suponer un estorbo en el espacio de trabajo y tendrías que hacer un recambio de cortina cada vez que decidieras renovar tu mobiliario o limitarte a colocar muebles de una medida concreta.
A pesar de que lo ideal es adquirir la cortina o el estor a medida, debes tener en cuenta que para conseguir bloquear por completo la entrada de la luz en la estancia es necesario que la tela de la cortina sobresalga unos centímetros de los márgenes del cristal. Por ello, se recomienda el uso de cortinas para ventanas o puertas de gran tamaño, mientras que los estores están indicados para ventanas pequeñas o medianas, ya que si son grandes tendrás que colocar más de un estor.
El tejido también es distinto en ambos elementos, puesto que la tela del estor es más técnica y rígida. Esta característica hace que una cortina se manche o acumule suciedad con más facilidad. Por este motivo, para estancias como el baño o la cocina es más apropiado utilizar estores. Además, el tipo de tejido influye directamente en el mantenimiento de cortinas y estores, puesto que la tela de la cortina debe lavarse en una lavadora mientras que para limpiar el estor es suficiente con pasar un paño húmedo por la tela.
La cortina es una "tela que cuelga de puertas y ventanas como adorno o para aislar de la luz y de miradas ajenas".
El estor es una “cortina de una sola pieza, que se recoge verticalmente”.
En cuanto al estilo, las cortinas proporcionan una estética más tradicional y acogedora y los estores aportan una apariencia minimalista, elegante y moderna, además de una sensación de mayor amplitud.
Si eres de las personas a las que les gusta renovar la apariencia de un espacio con asiduidad, te aconsejamos que optes por las cortinas tradicionales, ya que puedes cambiar la tela de tus cortinas las veces que quieras, pero solo podrás cambiar un estor instalando uno nuevo, lo cual requiere un mayor gasto de tiempo y dinero.
En cuanto a su funcionalidad, los estores permiten una mayor regulación de la luz en comparación a la que ofrece una cortina. Esto se debe a las diversas opciones de opacidad que ofrecen sus distintos tejidos, así como a la multitud de posiciones que puede adoptar. En especial, cabe resaltar la funcionalidad que aportan los estores con guías, ya que la tela se desliza por estos perfiles laterales que están situados en el interior de los marcos de la ventana, por lo que el estor se ajusta con exactitud a las dimensiones de la misma. De esta manera, el estor tiene el mismo tamaño que la ventana, el espacio queda totalmente despejado y no tienes que recoger el estor cada vez que vayas a abrir o cerrar la ventana.
En definitiva, el estor destaca por ser una opción más práctica mientras una cortina lo hace por ser un elemento decorativo ideal. No obstante, tanto los estores como las cortinas proporcionan múltiples ventajas sobre el otro según las características y la distribución del espacio en el que se van a colocar.